
Al parecer, este fenómeno se debe a que las células nerviosas que controlan los dedos interactúan mediante excitación e inhibición. El dedo corazón recibiría la inhibición de los dos dedos adyacentes de cada lado; sin embargo el meñique y el pulgar solo reciben la inhibición de un dedo contiguo, de modo que las neuronas que los controlan tardan menos en excitarse y responden a más velocidad.
¿Y se puede modificar? Sí con el aprendizaje y la repetición, según concluyen Dinse y sus colegas, que de momento han conseguido aumentar la velocidad de respuesta del dedo corazón de la mano derecha de una serie de sujetos usando estímulos eléctricos.
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